Revista Tiempo de Paz 154 | MOVILIDAD HUMANA: MIGRACIONES Y ASILO HOY

Revista Tiempo de Paz 154 | MOVILIDAD HUMANA: MIGRACIONES Y ASILO HOY

Número: 154
Periodo: Otoño 2024

En muchas ocasiones la Revista Tiempo de Paz, ha abordado en sus cuatro décadas de existencia el tema de las migraciones. Desde que la revista inició su camino han cambiado muchas cosas tanto en Europa y, sobre todo, en España. Uno de los principales elementos de transformación ha sido que hemos pasado de ser un país generador de emigrantes a uno receptor. Si hace tres décadas el número de residentes en España que habían nacido en otros países era de medio millón, en estos momentos supera ya los seis y medio. Por lo demás, en el mundo hay 281 millones de migrantes internacionales, 169 millones de trabajadores/as, que constituyen el 3,5% de la población, y es un fenómeno creciente. El 13% está en España.

 

 

Estos datos son fundamentalmente positivos, pues de no haberse producido esa movilidad humana en España y en Europa, la falta de migrantes hubiera tenido consecuencias catastróficas para la sociedad española y la europea, así como unos efectos socio-eco-nómicos devastadores. No se trata, pues, de que el acceso sea un problema sino que la cuestión tal vez es que, en muchos países, no se ha sabido realizar un modelo de integración que en el respeto a la diversidad y a la dignidad, permita una convivencia entre grupos humanos con identidades culturales, étnicas y de origen diferentes. Desde los intereses no podemos ver al otro, al extranjero, al migrante, como una amenaza o un problema de seguridad sino como una necesidad, como por lo demás vienen indicando desde hace tiempo los organismos internacionales y los expertos/as. Y si nos aproximamos a las migraciones desde el ángulo de los valores de la ilustración (Igualdad, libertad, justicia, solidaridad, dignidad humana) no podemos sino verlos desde la necesidad de su aceptación, de su igual dignidad, de que forman parte de la misma familia humana y no desde una visión xenófoba. El desafío está pues en cómo adaptarnos y cómo abordar esa necesidad desde la perspectiva de los valores y los derechos.

En este número centramos la atención en el espacio europeo, dado que el Consejo de Redacción ha manifestado una gran preocupación por el incremento del racismo y la xenofobia en Europa, que desde hace tiempo actúa como una Europa fortaleza, que parte de mitos negativos y falsedades que convierten al extranjero en una amenaza en lugar de una oportunidad.

El número pone de relieve datos clarificadores para otro posible relato sobre las migra-ciones, más conforme con los valores, tal vez para iniciar una batalla cultural en este sentido, desde posiciones progresistas. María Jesús Herrera, de la Organización Internacional de Migraciones, pone de relieve cómo las migraciones son una fuente de fortaleza, que enriquece a las sociedades y contribuye al desarrollo, por lo que no hay que verla como una amenaza sino como una oportunidad. La inadecuada percepción negativa de la movilidad humana se desmiente por los datos que evidencian la mayor parte de los estudios. El conjunto de artículos constituye un trabajo colectivo serio y crítico, que puede servir para la construcción de una política española (y europea) que se base en el conocimiento de las necesidades y de los valores, más que en las percepciones xenófobas o en una polarización política que utiliza al migrante como arma arrojadiza.

Para que se reoriente la situación actual es fundamental el papel de la sociedad civil, como analizan Anne Van Lancker y Julie Martinaud, de Solidar, que explican el importante papel de las organizaciones de la sociedad civil en muchos países europeos, como Diasporas en Portugal, AWO Bundesverband, en Alemania, el Movimiento por la Paz, en España, y otras muchas. Esta nueva política debiera de ser el resultado -como advierten lúcidamente Mauricio Valiente y Mónica López, de la Comisión española de ayuda al refugiado, CEAR, de un “esfuerzo conjunto y una responsabilidad compartida”.

Pero, junto a ello es de vital importancia el papel de la UE y de los gobiernos. En esta línea, el Presidente del MPDL, Manuel de la Rocha, realiza una reflexión sobre el Pacto Europeo de Migración y Asilo (PEMA) desde una mirada crítica, sobre lo que viene sucediendo en la última década, desde la crisis del sistema de asilo de 2015, que ha llevado a que la política europea busque la reducción del número de migrantes mediante el endurecimiento de los procedimientos. Frente a esta política considera, con buen criterio, que hay que dar una batalla de cultura contra la xenofobia y el racismo y que los Estados, y en particular España, deberían aplicar el Pacto para promover vías legales y seguras de migración, con políticas flexibles basadas en valores.

La invasión rusa de Ucrania ha generado la mayor crisis de desplazados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Para dar respuesta a las necesidades de protección de estas personas, la UE activó la aplicación de la Protección Temporal, que ha permitido garantizar derechos como el acceso al trabajo, a la educación, a la sanidad y a la acogida y manutención a estas personas en un breve periodo de tiempo. Sin embargo, como indica Francisco José Rojo, de Accem, el Pacto Europeo de Migración y Asilo no ha recogido las buenas prácticas desarrolladas durante la implementación de la protección temporal y se ha centrado en el control fronterizo.

Si bien no es normal pensar en Europa como problema, este número pone de relieve elementos preocupantes en la Unión Europea, como analiza Emilio Menéndez del Valle, que indica que ni la Carta de derechos fundamentales, ni los principios y valores de la UE se están aplicando en el tema de la migración, que ha pasado a ser vista como un asunto securitario (“pareciera que los dioses de la UE hubiesen olvidado lo que es justo o injusto”, indica), en lo que considera una crisis de humanidad, que promueve más una Europa cultural y étnica que una Europa cívica, con datos crecientemente preocupantes en muchos países, según la agencia de derechos fundamentales de la UE.

En este ambiente no es de extrañar el deterioro en derechos como el de asilo que, indica Gemma Pinyol-Jiménez, de la Universidad Pompeu Fabra, se está deteriorando en países occidentales como Australia, Grecia, Chequia, Hungría de manera grave, o que se produzcan discriminaciones contra los migrantes en relación con derechos a la educación, la salud, la vivienda, el empleo y los servicios sociales, en España y otros países. Isabelle Mamadou, del MPDL; muy en especial hay que tener en cuenta las violaciones de derechos de la mujer migrante, pues las migraciones no son una realidad neutral al género, como analiza Begoña Serrano, en su contribución sobre la relación entre violencias machistas y migraciones.

Finalmente, pero no por ello menos importante, dos contribuciones son destacables. Una de José Segura Clavell, director general de Casa África, que analiza las causas del fenómeno migratorio de los jóvenes africanos, que es complejo y multifacético y que hay

que conocer para abordar. Además pone de relieve cómo la migración irregular no es lo habitual, siendo más bien un fenómeno escaso, del 4,3% en 2019, según el Instituto Nacional de estadística. O, la contribución de Ignacio López Cano, sobre el salvamento marítimo que aborda desde la doble perspectiva jurídica y moral. En definitiva, es un número rico en matices, en datos y en aproximaciones, que pone de relieve una deriva muy negativa de Europa en los gobiernos y las instituciones, que hay que confrontar desde el conocimiento, las necesidades y los valores, desde la razón y no desde la sinrazón, como estas contribuciones hacen, por lo que invitamos a su lectura.

 

 

Revista Tiempo de Paz 153 | DIPLOMACIA HUMANITARIA EN UN MUNDO EN DESORDEN

Revista Tiempo de Paz 153 | DIPLOMACIA HUMANITARIA EN UN MUNDO EN DESORDEN

Número: 153
Periodo: Verano 2024

Vivimos en un mundo conflictivo, complejo y en continuo cambio, lo que lleva a una sociedad internacional donde los conflictos se están expandiendo, más que reduciendo. Desgraciadamente los datos confirman esta afirmación, cuando vemos la situación en Sudán, Myanmar, Siria, Congo, Sahel, Somalia, Ucrania o Gaza, o al analizar el número creciente de refugiados y desplazados internos. Se calcula que el 1, 3% de la población mundial está desplazada, lo que origina la violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario.

 

 

El objetivo de este número no es tanto analizar la evolución del Derecho Internacional Humanitario, que es un sector del ordenamiento creado para mitigar el sufrimiento humano en los conflictos y las guerras (el denominado Ius in bellum), cuanto ver cómo la diplomacia y la acción exterior del Estado pueden servir para ir hacia un mundo mejor, que pueda poner a la paz como un objetivo hacia el cual dirigirse. El Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad-MPDL- es una organización que realiza todos los esfuerzos y que persigue el sueño kantiano de la paz a través del derecho y de las instituciones, pero también de la diplomacia y de la acción exterior. Desde esta filosofía general el Consejo de Redacción seleccionó el tema del número y encargó a uno de sus miembros, Carlos Batallas, la responsabilidad de coordinarlo. Se trata de un buen conocedor del tema pues ha dedicado gran parte de su vida profesional a las cuestiones humanitarias, en el último cuarto de siglo desde el Comité internacional de la Cruz Roja (C.I.C.R).

 

El resultado que presentamos responde a un enfoque innovador, que busca no solo evaluar qué hacen los Estados, sino que se orienta a ver qué deberían hacer, así como a identificar cuáles son los retos a los que la Comunidad internacional se enfrenta para hacer más eficaz y sostenible el derecho internacional humanitario. Desde esta perspectiva emerge la importancia de la noción de diplomacia humanitaria, sobre la cual España presentó su primera Estrategia 2023-2026, que busca fortalecer la perspectiva humanitaria en la acción exterior del Estado, mediante la promoción del respeto y desarrollo progresivo del derecho internacional humanitario, la facilitación de las operaciones humanitarias y la concienciación en torno a las necesidades de las poblaciones afectadas por conflictos. Esta Estrategia es el resultado de un periodo de reflexión que se inicia en 2016, con la celebración de la Primera cumbre humanitaria mundial

 

Los estudios de este volumen aportan luz sobre la Estrategia de Diplomacia Humanitaria. El primer análisis lo realiza el Ministro de Acción Exterior y Cooperación, José Manuel Albares, que contextualiza la Estrategia de Diplomacia Humanitaria en el marco de la acción exterior española y que reafirma que el sentido de la misma es mostrar el compromiso de España con la justicia, la democracia y con un orden multilateral basado en reglas. Esto no es algo baladí en un orden internacional en transición en el que uno de los riesgos existentes es la regresión en derechos y valores. En cuanto a la propia Estrategia, dos estudios abordan su significado. De un lado el del catedrático de derecho internacional público de la Universidad Rey Juan Carlos, y experto en Derecho internacional humanitario, Francisco Jiménez García, que considera que consiste en la complicidad y cooperación efectiva de las autoridades gubernamentales e internacionales para un espacio de actuación segura que permita el despliegue íntegro y efectivo de las funciones humanitarias, siendo su objeto primordial garantizar la protección de la vida humana de acuerdo con el Derecho internacional humanitario y  con el Derecho de los refugiados. Asimismo, analiza la naturaleza cambiante de la crisis mundial y algunos retos de la diplomacia humanitaria en conflictos complejos y de alta intensidad. De otro lado, el general togado militar y antiguo magistrado del tribunal Supremo, Fernando Pignatelli, indica que la razón de ser de la diplomacia humanitaria es en tanto que herramienta por la cual determinados Estados intentan llevar a cabo la protección a los seres humanos víctimas de situaciones de violencia armada -y de desastres naturales- a fin de garantizar los derechos fundamentales de aquellos. En su contribución analiza la Estrategia española 2023-26 así como sus principales objetivos, ejes y líneas

Otros análisis contribuyen a poner de relieve los principales problemas humanitarios de nuestro tiempo, entre los que es destacable el relativo a la eficacia y a la aplicabilidad del Derecho internacional humanitario. En esta línea el profesor del Instituto de empresa (IE University) José Luis Herrero Ansola, incide en la falta de efectividad del marco normativo del Derecho internacional humanitario, y la posible crisis de credibilidad a la que puede llevar a instituciones como la Corte Penal internacional. Este autor pone el acento, finalmente, en la necesidad de impulsar la prevención de los conflictos. Angel Trejo y Tong Li, del Comité Internacional de la Cruz Roja (Advisory service) consideran que es la falta de voluntad política para cumplir el Derecho internacional humanitario la principal causa de las violaciones. La relevancia duradera del Derecho internacional humanitario dependerá, indican, del compromiso de los Estados de defender y hacer cumplir sus principios y de una voluntad política que es crucial para mitigar el impacto de los conflictos armados

La otra cara de la moneda de las violaciones del Derecho humanitario es la relativa a la responsabilidad política, jurídica y penal. En esta línea son destacables los análisis de Manuel Ollé Sesé y de Aizhan Tilenbaeva. Aizhan, investigadora del programa de derechos humanos de la Universidad de Harvard, realiza una reflexión sobre la conocida Responsabilidad de Proteger, noción que nace hace dos décadas y que actualmente está un poco desacreditada. A su juicio no hay que abandonar la responsabilidad de proteger, pese a sus limitaciones, y se deberían afrontar las críticas e impulsar y mejorar su aplicación. Manuel Ollé Sesé, prestigioso penalista, profesor de la Universidad Complutense y abogado iusinternacionalista que ha actuado ante los principales tribunales internacionales, hace una interesante distinción entre lo que es la responsabilidad penal individual internacional por la comisión de determinados crímenes de derecho internacional humanitario y de crímenes contra la humanidad, y la distingue de la responsabilidad del Estado, que tienen lógicas, normas y vías diferenciadas. Esta distinción tiene gran interés y complementa de manera adecuada la perspectiva jurídica de la diplomacia humanitaria poniendo de relieve las luces y las sombras de tribunales como el Internacional de Justicia, o la Corte Penal internacional, de la que Ollé es uno de los grandes expertos

De gran importancia son los estudios sobre qué se debería hacer en estos momentos, tanto por parte de los Estados como por otros actores, para impulsar el derecho y la asistencia humanitaria.

La mayoría de los estudios se refieren al papel de los Estados, pero dos contribuciones inciden también específicamente en el papel del Comité internacional de la Cruz Roja y en el de la sociedad civil. Sobre el CICR destaca el interesante análisis de Alexandra Gabarró Cistaré, de Cruz Roja Española de Cataluña y profesora asociada de la Universidad Pompeu Fabra, que indica que la Cruz Roja utiliza la diplomacia humanitaria para convencer a los responsables de tomar decisiones para que actúen en beneficio de las personas en situación de vulnerabilidad, con pleno respeto a los principios humanitarios, siendo necesario reforzar alianzas. En esta línea, el movimiento humanitario (CICR y Federación internacional de la Cruz roja) tienen una posición única en el escenario humanitario internacional que posibilita abordar los desafíos actuales sobre la base del principio de humanidad. Por su parte Angel González, abogado y profesor asociado de la Universidad Carlos III de Madrid aborda en otra interesante ponencia el papel de la sociedad civil en la diplomacia humanitaria, en el marco de las negociaciones de los actores implicados en un conflicto o desastre para facilitar el acceso humanitario, asegurar la protección de la población civil y del espacio humanitario, tener incidencia política y documentar violaciones. En definitiva, pone de relieve el papel clave de las ONG en la diplomacia humanitaria.

Realmente importante es la reflexión que aportan Penélope Berlamas y Violeta Montobbío, del Movimiento por la Paz-MPDL, sobre la necesidad de inscribir la perspectiva feminista dentro de la diplomacia humanitaria, para que las políticas sean más inclusivas y eficaces.

Finalmente, otros estudios abordan cuestiones como el desarme y el derecho humanitario de Richard Lennane del CICR; o las consecuencias de las informaciones erróneas intencionadas, o fake news, como método de agresión en un conflicto, por Harold Triana, profesor de Derecho Internacional Público en la Universidad Internacional de la Empresa.

La inteligencia artificial en su relación con la diplomacia humanitaria es objeto de dos reflexiones: la de Nicoló Borgesano, Responsable asociado del Geneva Centre for Security Policy, sobre su utilidad para determinar la responsabilidad en los ataques que ocasionan la muerte de víctimas civiles, y el escrito de Tatiana Krupiy, profesora de la Universidad de Newcastla, sobre la posibilidad de determinar por medio de la IA, la intención de aterrorizar a las poblaciones a través de esa técnica. En esta línea se considera que la inteligencia artificial es un riesgo emergente para la población civil afectada por conflictos armados. La IA se usa para la toma de decisiones militares y selección de objetivos, lo que plantea muchos desafíos, que se analizan en estos estudios.

Por último, en la sección de Crónica, se publica una Necrológica del eminente pacifista noruego, Johan Galtung, gran luchador por la paz, desde la teoría y desde la práctica.

En definitiva, este número contribuye a poner de relieve la dimensión complementaria de la diplomacia para avanzar en la protección de los derechos humanos en situaciones de conflicto armado, para afrontar el desarrollo progresivo y hacer frente a la necesidad de una mayor voluntad política y una mejora de la efectividad en la aplicación de las normas y para fortalecer la ayuda humanitaria. Les invitamos a su lectura, que aporta nuevas visiones de un tema clásico.

 

Revista Tiempo de Paz 152 | DESAFÍOS ECONÓMICOS EN LA CRISIS ACTUAL

Revista Tiempo de Paz 152 | DESAFÍOS ECONÓMICOS EN LA CRISIS ACTUAL

Número: 152
Periodo: Primavera 2024

Vivimos en un mundo en cambio, con múltiples desafíos, riesgos y amenazas, con una situación que, como abordamos en el número 150, Un mundo en transición, es especialmente incierta. Sabemos de dónde venimos  pero no hacia dónde nos dirigimos. Las reflexiones en esta situación se realizan desde diversos ángulos, institucional, jurídico, político, histórico o de los nuevos ejes que se apuntan desde los cambios en las relaciones internacionales, o el multipolarismo.

 

 

El objetivo de este número es abordar el cambio desde la clave económica internacional, los desafíos económicos globales que tiene la humanidad en un momento de multipolarismo sin reforzamiento del multilateralismo y con una creciente preocupación por el cambio climático y por la crisis de la globalización. El Consejo de Redacción identificó la necesidad de profundizar desde la óptica económica en el tiempo presente con la finalidad de intentar pronosticar los problemas y el camino que se vislumbra. Se pretendía realizar una aproximación prospectiva a la situación del mundo desde el factor económico e intentar distinguir los principales elementos.

Si algo resulta claro de los análisis que ahora presentamos es que estamos ante una primera aproximación que no agota las múltiples dimensiones e incógnitas que se han abierto. Seguirlas constituirá una línea de investigación y de reflexión que preludia nuevos números futuros. Este número es un buen punto de partida, para el que hemos contado con la inestimable colaboración, que agradecemos, de José Moisés Martín Carretero, fundador de Economistas sin fronteras, profesor de la Universidad Camilo José Cela, antiguo Director de Acsur las Segovias y del departamento de Cooperación multilateral de la AECID.

Desde una perspectiva económica global estamos, indica Jorge Díaz Lanchas -profesor de economía en ICADE- en una economía fragmentada por la tensión entre Estados Unidos y China, con un jaque al orden liberal, con conflictos comerciales y de inversión. Ha habido una estrategia de desviación del comercio, de desacoplamiento entre Estados Unidos y China, en un mundo cada vez más dividido entre bloques que preludia una bilateralización de las relaciones y que, sin llegar a la desglobalización, supone una ralentización intrabloques. En esta situación la tesis de Martín Carretero es que podemos estar ante un posible fin de la era neoliberal que abre nuevos desafíos y vulnerabilidades (energéticas y tecnológicas) que, para afrontarlas, exigen una respuesta unificada europea (una autonomía estratégica)

Aunque es difícil predecir el futuro económico, se han identificado algunas claves. Desde la perspectiva española y social Carlos Manera, catedrático de Historia económica de las Islas Baleares, apunta a que España es uno de los países europeos con mejores previsiones a corto plazo, si bien en general la “desigualdad” seguirá siendo un problema relevante en términos sociales, aparte de que también socava el crecimiento económico y la manera de abordar los desafíos.

Frente a la desigualdad, las políticas sociales y la justicia fiscal son herramientas importantes, como analiza el antiguo Rector de la UNED, catedrático de economía y coordinador de la plataforma de justicia fiscal, Juan Gimeno. Da algunos datos reveladores. En la OCDE desde 1980 los tipos impositivos se han reducido del 48%, en 1980, al 23, 1%, en 2022, o aborda la existencia de refugios fiscales o la comparación entre los salarios de los directivos de las grandes empresas que en la crisis subieron más del 1200% frente a los escasos incrementos de los empleados. Una mayor justicia fiscal permitiría incrementar el ingreso para un Estado fuerte, que es necesario para afrontar la desigualdad con adecuadas políticas de gasto público y con una acción más decidida de los gobiernos

Junto a la desigualdad hay otros retos importantes, que tienen que ver con la evolución de la población. Así, en cuanto a la gestión de las migraciones en este nuevo contexto mundial, Amparo González considera que se ha producido un parón de las fórmulas de gestión de las migraciones, que se han estructurado sobre la base de diversos mitos y de datos falsos que habría que desmontar. La pobreza, indica, no es el motivo de la migración sino la barrera que explica la inamovilidad de la inmensa mayoría, por lo que la ayuda al desarrollo aumenta la movilidad en el corto y medio plazo. Habría que abrir, indica, vías de inmigración legal y tomar las decisiones sobre la base de conocimientos de las dinámicas de movilidad internacional y en sus causas. Además, la población tiene a concentrarse, como aborda el economista José María Zambrano, en las ciudades, que reflexiona sobre si es posible concebir un tamaño óptimo de las ciudades, es decir, en las que los beneficios de la concentración urbana superen a los costes asociados. Otro gran reto del que a veces no se toma conciencia es la evolución demográfica mundial y regional, que analiza Juan A. Fernández-Cordón, demógrafo del CSIC. Se está produciendo un cambio en la distribución de personas en el mundo, lo que llevará a lo largo del siglo XXI a que el centro de gravedad se desplace hacia el continente africano; a medio y largo plazo el envejecimiento se planteará también en los BRICS. Considera que no hay que temer una explosión ilimitada de la población mundial, en la que en el porcentaje de europeos será decreciente.

Se abordan otros temas desafíos, como el digital, que Cecilia Castaño, catedrática de economía aplicada de la Universidad complutense analiza desde la desigualdad, las brechas de género digitales y de habilidades y propone evitar las elecciones dicotómicas siendo mejor la hibridación, que sería la auténtica disrupción. Soledad Núñez pone la lupa en la financiación sostenible, en el marco de la transición hacia una economía en cambio, con nuevos instrumentos como los bonos verdes, y alerta del eco-postureo que puede dar lugar a una falta de confianza. Por su parte, el antiguo director de Tiempo de Paz, Enroque Gomáriz pone la lupa de la desaceleración económica en el istmo centroamericano llegando a la conclusión de que la dinámica regional de Esquipulas está agotada y es necesario un nuevo enfoque.

En definitiva, un número en el que se abordan muchas reflexiones generales y particulares sobre los desafíos globales y particulares de la evolución económica internacional en el actual contexto de las relaciones internacionales, cuya lectura es muy clarificadora de algunas de las tendencias presentes y futuras.

 

Revista Tiempo de Paz 151 | EL ASCENSO DE LA ULTRADERECHA

Revista Tiempo de Paz 151 | EL ASCENSO DE LA ULTRADERECHA

Número: 151
Periodo: Invierno 2024

La democracia liberal no es la primera vez que vive una crisis profunda en la comunidad internacional. El término Democracia se utiliza en casi todos los regímenes, desde el franquista (democracia orgánica) a los de la órbita de la Antigua Unión Soviética (democracias populares), pasando por otros muchos, en todos los continentes, por lo que esta denominación no siempre tiene el mismo alcance y significado. La democracia que ha triunfado como modelo más avanzado ha sido hasta la fecha la democracia representativa y liberal, que funciona sobre la base de una constitución escrita como norma suprema (a excepción del mundo anglosajón), de una separación de poderes, y de ciertos principios que suponen unos contrapesos y un equilibrio.

 

La democracia liberal entró en una crisis en el periodo de entreguerras, lo que hizo que el fascismo alemán o italiano tomasen auge y llevasen, junto a una polarización global, a la guerra civil española y a la segunda guerra mundial, es decir, a que se incendiase la convivencia universalmente, rompiéndose la paz. El mundo de la Sociedad de Naciones, en Ginebra siguió funcionando con un hálito de vida, pero se había visto desbordado por los extremismos. Como dijera Azaña, la Sociedad de Naciones quedó narcotizada. Esa organización era como la orquesta del Titánic cuando se está hundiendo. La realidad iba por un lado y el discurso por otro, sin poder dominar la situación desbocada en que se encontraba el mundo.

Hoy en día, Naciones Unidas y la comunidad internacional están en parte bloqueados por una fragmentación y por una polarización que no predice nada bueno, de seguir así las cosas. Vemos, de un lado, conflictos como los de Ucrania y/o Gaza y de otro, la polarización política en muchos países, con el auge de movimientos populistas por doquier y en particular de extrema derecha tanto en Europa como en otros continentes. Esto exige reflexionar sobre este fenómeno mundial. En este número lo hacemos sobre la extrema derecha. También se podría hacer sobre populismos de extrema izquierda, pues la cosa puede ser vista desde ambos polos. Como señala Cástor M. Díaz Barrado en su reflexión sobre América Latina y las derechas, no hay un consenso sobre la denomi-nación (neofascismo, derecha neopatriótica, nueva derecha, extrema derecha, derecha populista, derecha radical, derecha autoritaria) ni se debería de equiparar las derechas según el periodo histórico (fascismo, populismos, dictaduras, extrema derecha) pues han ido cambiando.

En todo caso, al igual que el nacimiento de la URSS tuvo como consecuencia el surgi-miento de los partidos fascistas y nacionalsocialistas, como aborda Juan José Laborda, en su contribución sobre el orden mundial y los populismos, el peligro hoy es volver a una situación en la que las democracias liberales vuelvan a considerarse como regíme-nes ineficaces, corruptos, despilfarradores y regidos por oligarquías de viejos políticos de partido. Son muchos los problemas que arrastra la democracia, en sociedades desigua-les y polarizadas. Hay, en todo caso, una relación entre los extremos pues como resalta Victoria Camps, catedrática de la universidad Autónoma de Barcelona, el ambiente de polarización se aleja de una perspectiva ética, que lleva a que, desde la humildad, se intenten conciliar intereses discrepantes por la cesión y la renuncia. Habría que consi-derar que la razón absoluta no la tiene nadie, pues la justicia y la verdad son tareas colectivas, indica. En la misma línea, María José Vicente, profesora de la Facultad de Ciencias políticas de la Universidad Complutense incide en los derechos humanos y la democracia como hoja de ruta frente a los extremismos. Así, indica que la democracia genuina debe propiciar los intentos de conciliación, encuentro y alianza como contexto para los derechos humanos y la democracia en un mundo fragmentado.

El fenómeno es mundial pues afecta a España y a otros muchos países como Italia (Meloni), Hungría (Orbán), Polonia (Morawiecki), España, (Abascal), Reino Unido (Farage), Brasil (Bolsonaro), Estados Unidos (Trump), Argentina (Milei), Rusia (Putin) etc.

En este número no podemos abordar todos los países, sino que se han seleccionado como botones de muestra algunos. Sobre Rusia, Eric Pardo Suvageot, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Deusto, reflexiona en cuanto a si la guerra de Ucrania (y la ocupación de Crimea) fueron una reacción a la avanzada de la OTAN/UE o el resultado de un marco ideológico neoimperalista, en el que Putin sería la ultraderecha pues ha aceptado características del populismo radical derechista. Sobre Turquía, Erdogán también  ha girado, sobre todo en la última década, hacia una derecha radical populista, lo que analiza Carmen Rodríguez López, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, del departamento de estudios árabes e islámicos y de estudios orientales. Pero es que incluso este fenómeno se produce en Suecia, fundamentalmente desde la crisis de 2008, algo que parecía impensable, como analiza Carlos Losa. O también el artículo de Ismael García Ávalos, investigador predoctoral de la universidad Complutense, sobre la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada y los riesgos que puede acarrear la llegada del libertarismo al poder.

No podemos meter a todos los países en el mismo cajón ni tienen todos los mismos rasgos. Hay un debate sobre si los populismos (de derechas) son una ideología o un discurso, indica David Lerín, profesor de la Facultad de ciencias políticas de la Complutense, que realiza un esfuerzo de distinción entre la extrema derecha y la derecha radical. Este autor aborda las diferencias entre ambas dimensiones que en todo caso vendrían a poner de relieve elementos de riesgo para el pluralismo socio político, al apostar por la homogeneidad socio-cultural. David Corrochano, profesor de la Universidad Complutense, sin embargo, considera que partidos como Vox carecerían de ideología, teniendo más bien una mentalidad distintiva que vende radicalismo, si bien transmite autenticismo pese a su relativismo moral y su entorno cultural neoliberal.

Sobre estos fenómenos hay muchos ángulos de análisis y en este número solo abordamos algunos, todos de gran interés. Así, el papel de los medios de comunicación y de las redes en el incremento de la ultraderecha, como analizan Cristina Valera Zandaka (periodista) y Enrique Samer (ingeniero y consultor), que muestran que se debe al cambio en los fundamentos y a la habilidad en el manejo de las redes. O la demonización de cuestiones como la Agenda 2030, que María José García Solana, del Instituto complutense de administración junto con Pilar Maical, profesora Asociada, analizan desde el tratamiento de la discapacidad y del modelo social de la convención de Naciones Unidas, enfoque que no tiene cabida en el discurso de la extrema derecha. También es objeto de análisis por la profesora de la UNED Verónica Díaz porqué la juventud española apoya más que otros sectores a VOX, lo que probablemente es por el ambiente de polarización, la precariedad laboral y la falta de expectativas y cultura política. O, finalmente la contribución de Jorge Crespo sobre cómo las administraciones públicas deben incorporar los derechos humanos, que serían -indica- el pegamento entre ciudadanía, política y organización administrativa.

Son muchos los temas tratados, de gran interés y actualidad, que permiten comprender fenómenos socio políticos como el objeto de estudio en este número, por lo que recomendamos muy encarecidamente su lectura.

 

Revista Tiempo de Paz 150 | UN MUNDO EN TRANSICIÓN

Revista Tiempo de Paz 150 | UN MUNDO EN TRANSICIÓN

Número: 150
Periodo: Otoño 2023

El tránsito de un orden a un nuevo orden pasa por el desorden decía, en 1991, el profesor Pierre Marie Dupuy, en el contexto de los cambios que se avecinaban tras la caída del muro y la inminente desintegración de la Antigua Unión Soviética. Esos cambios acabaron con las premisas del mundo de la guerra fría y llevaron a la sociedad internacional a una nueva época, la luego llamada era de la globalización. Como dijera Giovanni Sartori, aquello suponía el triunfo del capitalismo, de la economía de mercado, neoliberal, sobre la economía comunista y/o planificada, como modelo que se implanta en el nuevo mundo de manera global.

 

Ese cambio fue sistémico, pues no solo afectaba a la política sino también a las bases mundiales de la economía, y abría la sociedad internacional a un mundo nuevo en el que, por unos años, Estados Unidos lideró la comunidad internacional, si bien desde una posición crecientemente unilateral y sin tener en cuenta las normas del orden internacional, como bien demostraba su estrategia de seguridad nacional, y algunas actuaciones como, entre otras, la guerra de Iraq. El tránsito de un mundo bipolar a un mundo unilateral ha sido sustituido, en el mundo del tiempo presente, por el multipolarismo, una situación que está produciendo importantes cambios en la base social del poder internacional. Estos cambios y las incertidumbres que traen aparejadas son las que hicieron elegir al Consejo de Redacción de la revista este tema. Para su preparación ha tenido todo el consejo una preocupación importante y muy en especial Emilio Menéndez del Valle, Embajador de España, al que agradecemos su contribución como coordinador.

En esta nueva situación de transición cabe destacar el ascenso de China, fundamentalmente, y de otros países del Sur global. Esto está afectando al peso de occidente en el mundo. El mundo de la modernidad, desde el siglo XV hasta el siglo XX, había sido moldeado y dominado por occidente, primero a través de la expansión imperial de los diferentes países europeos, en primer lugar, España y Portugal, luego Francia, Holanda y Reino Unido, a los que se sumarían Bélgica, Alemania o Italia, a fines del siglo XX con el reparto de África. Ese mundo de Imperios, tan bien analizado por Eric Hobsbawm, sería sustituido, por obra de los entonces emergentes Estados Unidos y la Unión Soviética, por la confrontación creciente entre ambos, fundamentalmente desde la II Guerra Mundial, y por una arquitectura institucional reflejada en la Sociedad de Naciones y, desde 1945, en las Naciones Unidas y los organismos especializados.

Han pasado más de setenta años y el mundo de ayer, en expresión del célebre Zweig, parece sobrepasado por los nuevos vientos que soplan desde el sur global, los BRICS, China, Rusia y otros países ya emergidos, que reclaman tácita o expresamente, un nuevo rol en las relaciones internacionales y cambios en las instituciones mundiales. Afrontar desafíos como el cambio climático, la pandemia, los conflictos (como el de Gaza, o el de Ucrania), los derechos humanos, la economía etc..requieren de transformaciones institucionales y normativas.

Aunque todavía no se ha diseñado el mapa del futuro, ya vemos la crisis del presente. El objeto de este número es reflexionar sobre un mundo que está en transición en la medida en que se avecinan importantes cambios, pero todavía no se han dibujado los contornos de la arquitectura jurídica, normativa y política del nuevo mundo. Para vislumbrarlo hemos convocado a personas que representan visiones plurales y actuales y hemos intentado, y creo que conseguido, que no todos tengan la misma mirada desde la ventana europea y/o occidental. Se analizan nuevos temas de la agenda actual, como la economía, a cargo de J. Moisés Martín, que pone el acento en la necesidad de una autonomía estratégica y de una nueva economía circular, en un ciclo económica de crecimiento más bajo.

Que el mundo está en tránsito se deduce de la mayoría de las ponencias. Como bien indica en su lúcida exposición J. Borrell, Alto representante de la política exterior europea, que muestra la paradoja de que el mundo es más multipolar al mismo tiempo que el multilateralismo está en retroceso, por tres razones: la redistribución mundial de la riqueza, el ascenso de China y del Sur global y un mundo cada vez más regido por acuerdos bilaterales más que globales. Frente a esta situación de crisis del multilateralismo propone que Europa trabaje de otra manera en lo que denomina minilateralismo, que llevaría a forjar alianzas entre Estados a las que se sumasen de manera gradual otros países.

Carlos Revilla indica que estamos regresando a un mundo confrontado del que se pueden hacer diferentes lecturas, bien sea sobre la competencia por la hegemonía entre las potencias, bien sea desde la imperfección del mundo multipolar. Analiza con agudeza este autor la polarización creciente que se da tanto en el ámbito internacional como interno desde la perspectiva ideológica, que muestra una insuficiente deliberación en el sentido habermasiano, ambos polos, lo que no constituye un horizonte halagüeño en un mundo dividido y más confrontativo

Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, consciente de la crisis de Naciones Unidas, propuso la celebración, en septiembre de 2024, de la Cumbre del Futuro, para fortalecer la organización y dar un nuevo impulso a la Agenda 2030 y a la gobernanza global, como analiza Anna Ayuso del CIDOB. La autora confiesa que el contexto no llama al optimismo, ante la crisis de credibilidad y los reiterados fracasos que ha habido sobre la reforma de la organización. La debilidad onusina ha llevado a que otros foros, como el G-20, los BRICS o el G 77 tengan un mayor papel. La posibilidad de que el G-20 lidere los cambios es objeto una interesante reflexión por parte de Enrique Viguera, Embajador de España, que considera que por su carácter flexible e informal se puede adaptar mejor que las organizaciones internacionales a la multipolaridad. En esta línea habrá que ver si China está más interesada en afirmarse como superpotencia o en utilizar el G-20 para un rediseño de la arquitectura internacional.

Junto a China hay otros países que sacan la cabeza en este mundo en transición, muy en especial la India, objeto de análisis por Raja Mohan, investigador del Instituto de estudios del Sur, de la Universidad Nacional de Singapur, que analiza el creciente liderazgo de este país, y que considera que podría hacer de puente natural del Sur global. El Indo Pacífico aparece como un nuevo concepto geopolítico que se impone al de Asia Pacífico, considera Juan Manuel López Nadal, que profundiza en la emergencia de India como potencia regional y elemento equilibrador frente a China y en la creciente importancia de las comunicaciones marítimas entre los océanos Indico y Pacífico para la economía y la geoestrategia mundial.

El embajador José María Ridao hace un extenso estudio de la confrontación Israel/Palestina desde 1948 y de cómo ha ido afectando a las relaciones entre los países occidentales y  los países árabes, en particular Estados Unidos, y de cómo la guerra actual Hamas/ Israel, se ubica en el momento actual, con la guerra de Ucrania en juego.

En cuanto al papel de Rusia en este contexto Enrique Gomáriz, antiguo director de la revista Tiempo de Paz, profundiza en el análisis de en qué medida podría considerarse que Rusia se está desmoronando y podría pronosticarse la caída del régimen. Su análisis parte de la división en tres fases de la historia de Rusia, tras el hundimiento de la URSS (1991-99; 2000-2015; 2015-), estando actualmente en una situación de autocracia y en una posible crisis en ciernes.

Los cambios en el poder también traen a la agenda internacional nuevos temas y preocupaciones, que son objeto de análisis por otros autores. Así, de un lado estos cambios están introduciendo una nueva perspectiva geopolítica sobre el Ártico, objeto de análisis por K.M. Sethi, del Indian Council of social science Research y del Centro de estudios polares de la Universidad M. Gandhi, y por Ana Manero, Catedrática de derecho internacional público de la Universidad Carlos III de Madrid. Sethi analiza cómo las tensiones geopolíticas de Ucrania se han extendido al Ártico, y cómo los intereses de USA, UE, Rusia y China, entre otros, pueden impactar en los ecosistemas árticos. Su análisis pone el acento en que es fundamental que la comunidad internacional mantenga su compromiso ambiental y climático con las regiones polares, al margen de las tensiones geopolíticas. De igual modo, la profesora  Manero aborda las tensiones y la competencia por los intereses en juego así como la necesidad de que la gobernanza del Ártico se haga desde los desafíos asociados climáticos y de seguridad, mostrando que la región ha pasado de la periferia al centro geopolítico.

La preocupación por el medio ambiente y el cambio climático es objeto de otras reflexiones, muy en especial la del coordinador del número, Menéndez del Valle que, con un enfoque prospectivo e interesante, aboga por la necesidad de avanzar hacia una visión ecocéntrica que sustituya la visión antropogénica preponderante desde la revolución industrial. Es necesario girar la preocupación hacia la salud del planeta y de la naturaleza, para lo cual es necesaria una combinación de esfuerzos de la sociedad civil, los Estados y la evolución del Derecho, habiendo -indica- una emergente visión ecocéntrica global que puede acabar otorgando derechos intrínsecos a la naturaleza. También se abordan otras cuestiones que la comunidad en transición debe tener en cuenta, como la igualdad de género. Ana Isabel Garcia, de la Fundación Género y Sociedad de Costa Rica, aborda la guerra de Ucrania (que considera imposible de ganar) también desde esta perspectiva, del mismo modo que María Solanas, del Real Instituto Elcano, profundiza brillantemente en el análisis de la igualdad de género en un orden internacional en cambio. Analiza la dimensión de la crisis del orden internacional como consecuencia de la multipolaridad, la fragmentación, la rivalidad y los países emergentes y plantea la cuestión de en qué medida la diferencia de valores y actitudes sobre el género y la sexualidad es una de las fracturas de la política global contemporánea.

Por último, pero no por ello menos importante dos artículos sobre derecho humanitario internacional, en relación con el mundo y, en particular con Gaza. De un lado Carlos Batallas, del Consejo de Redacción y antiguo miembro del CICR analiza los elementos y principios básicos del Derecho internacional humanitario, que siempre es bueno tener presente, máxime en un mundo en conflictos tan agudos y graves como los de Ucrania o Gaza, además de otros menos aireados en la prensa como ha sido el de Nagorno-Karabaj, en suelo europeo y en tiempos recientes, ante el olvido de las potencias por unas u otras razones que normalmente tienen relación con los intereses económicos y geopolíticos. Finalmente, Juan Echanove analiza una cuestión de máxima actualidad, desgraciadamente, como es la de la situación humanitaria en Gaza, y lo hace desde la perspectiva de los derechos humanos y del derecho a la alimentación y al agua.

Invitamos a la lectura y a la reflexión sobre estos temas, que esperamos que abran nuevas vías de reflexión que permitan dar luces sobre la evolución. Muchas reflexiones de este número están hechas con las luces largas, poniendo una luz optimista hacia el futuro, pues confiemos en que está transición acabe resultando en avances para la humanidad.

 

Revista Tiempo de Paz 149 | ARTE Y VALORES

Revista Tiempo de Paz 149 | ARTE Y VALORES

Número: 149
Periodo: Verano 2023
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Tiempo de Paz plantea en este número un debate sobre la relación entre el arte y los valores y sobre si a través del mismo se transmiten, consciente o inconscientemente, los de cada tiempo histórico..

Es un tema que no se ha tratado mucho ni en Tiempo de paz ni en otras revistas, pero que el Consejo de redacción ha entendido que es una manera de acercarse a los valores de la dignidad, la paz y la solidaridad (junto a los valores de justicia libertad, la igualdad y pluralismo) en un momento en el que el mundo está en una situación de incertidumbre.

El arte es consustancial a la vida humana y desde tiempos prehistóricos y cavernarios ha acompañado al ser humano, en manifestaciones cada vez más sofisticadas, sobre las que es difícil descubrir, en ocasiones, su significado. Desde el punto de vista temporal los profesores Luz Neira y Jonathan Cruz Ángeles nos trasladan a la antigüedad. La profesora de la Carlos III nos muestra cómo las representaciones de los mosaicos reflejaban valores propios del contexto, diverso, en que fueron originadas y que han influido en el pensamiento de la civilización occidental, y han logrado impactar en la sociedad actual.

 

Temas como la creación de la humanidad, el castigo, la contraposición entre orden y caos, la imagen del otro, la mujer, las relaciones entre pueblos, la guerra justa etc.. El profesor de la Universidad de Jaén profundiza en cómo la mitología griega ha desempeñado un papel relevante en las narrativas del Derecho internacional. El mito sobre la creación del universo y los dioses establece una base simbólica y trascendental para comprender el orden y la justicia en el mundo y para transmitir determinados valores. El arte va del pasado al futuro, donde Elvira Prado Alegre, responsable en patrimonio nacional y Santiago Ripol Carulla, catedrático de Derecho internacional de la Universidad Pompeu Fabra, abordan una dimensión innovadora y desconocida como es el arte espacial en conexión con los valores de la humanidad, más allá de las fronteras terrestres y cómo los artistas, con sus obras, pretenden una mayor concienciación planetaria, como símbolos de paz y unidad.

Las visiones sobre la relación entre arte y valores no son coincidentes y desde cada ángulo hay matices y disquisiciones que muestran que estamos ante un planteamiento novedoso, sobre el que el estudio y la investigación resultan fructíferos. No es un ámbito lleno de clarividencias sino de cuestiones. Los propios artistas que participan en este número no se ven a sí mismos como transmisores de valores, ni consideran que forme parte de sus funciones. El genial pintor Antonio López considera que el arte es una necesidad de algunos hombres y mujeres de expresarse, pero no considera que a través del arte se quiera transmitir un mensaje. No es una dimensión que se plantee. En otra contribución el importante escultor Sergio Fernández mantiene, en un análisis interesante, que a su juicio cuando las cosas dejan de cumplir su función social pasan al ámbito de la creación artística dejando de ser lo que fueron, momento en el que se desarticula la relación entre ética y estética. Propone devolver el arte a un pensar más modesto, dejar de reivindicar la idea del artista como un ser tocado por el halo de misterio y reencontrarse con el humilde hecho de ser escultor y dominar una técnica. Sin embargo, otros

artistas como Gilberto Corbi Murguí, artista del exilio, retratado por Emilio Menéndez del Valle, embajador de España, sin duda tuvo el deseo de transmitir valores generales a través del arte, creando la revista la Barraca, el logotipo del PSOE en el exilio -el yunque y la pluma- e impulsando proyectos democráticos y humanistas.

Definir el arte es una tarea difícil y en evolución. La reflexión sobre la conexión entre arte y valores permite recorrer la historia del arte y del patrimonio. En una revista como Tiempo de paz esa reflexión resulta necesaria pues los valores han ido cambiando a lo largo del tiempo y se pueden ir plasmando en el arte. El valor de la paz constituye algo reciente en la humanidad, al menos reconocido y como tal, y eso no podía dejar de reflejarse en el arte. A través del tiempo y de símbolos se expresan, implícita o explícitamente, los valores de cada época, y se contribuye a su transformación. Son muchas las maneras de ver el arte en conexión con los valores. La idea de este número es realizar una reflexión sobre su conexión desde dimensiones diversas (pintura, escultura, arquitectura, literatura, cine etc.) y desde la plena libertad intelectual de los invitados, procedentes de diferentes especialidades, a los que se les formuló la cuestión. El resultado es rico y diverso. El arte, de una manera general, reflejado la cultura y el pensamiento dominante de una sociedad y de sus contradicciones. Algunos autores como el Director de esta revista analizan cómo el arte se refleja en símbolos que transmiten mensajes análisis, tanto en tiempos históricos como en la modernidad y se centra luego en el relato de la idea de España en el arte y de la comunidad internacional en el arte, y cómo eso refleja determinados valores como el de la paz o el de la dignidad humana.

Gran parte de los estudios analizan la reflexión sobre la conexión entre arte, valores y Derecho, desde distintos ángulos. El Embajador de España en la UNESCO, antiguo ministro de cultura y profesor de filosofía del Derecho de la UC3M, José Manuel Rodríguez Uribes defiende la idea de la cultura como valor o conjunto de valores y sobre el Derecho como cultura. La interacción entre Derecho y valor, su estrecha conexión es objeto de otras reflexiones. En esta línea el catedrático emérito de derecho constitucional de la Universidad complutense, Javier García Fernández, uno de los mayores expertos en patrimonio cultural analiza cómo se va configurando el concepto de patrimonio histórico y se van conformando sus rasgos actuales a través del derecho, y sus valores. Desde un ángulo más concreto Celia M. Caamiña, profesora de derecho internacional privado, analiza la cuestión de cómo el nacionalismo cultural se refleja en las reclamaciones de restituciones de bienes culturales y el régimen jurídico internacional de las mismas, fundamentalmente a la luz del convenio de Unidroit de 1995 y la directiva 2014/60/UE.

Otros análisis se refieren a intentar descubrir la relación entre arte y valores en determinados sectores de la cultura, en agendas internacionales. Así, mientras que Margarita Asuar, abogada y representante de artistas, aborda los diferentes objetivos de la Agenda 2030 a través del arte, la profesora de la Universidad de Málaga Maribel Torres Cazorla aborda el tema del patrimonio cultural en peligro en el caso de Ucrania, no solo desde el inicio de la guerra de 2022 sino desde la anexión de Crimea en 2014.

El profesor Jesús García Cívico de la Universitat Jaume I se plantea si el cine puede enseñarnos valores, ante lo cual se plantea una cuestión previa, que es la de si los valores se pueden enseñar; por su parte el profesor José Pérez Collados, catedrático de la Universidad de Girona aborda de manera muy interesante la relación entre las ciencias sociales y la literatura, analiza el movimiento Derecho y literatura y la narración en que concluye un proceso judicial. Finalmente, pero no menos importante, otras contribu-ciones analizan cómo a través del arte se puede cooperar y formar, así como contribuir a la inclusión social. En este sentido destaca la ponencia sobre el teatro como herramienta de sanación ante la violencia política en Guatemala (MPDL Guatemala), o la ponencia sobre el arte como promotor de valores y transformación social, elaborada por Nolvira Soto Orrego, del MPDL Colombia Les invitamos a la reflexión sobre un tema abierto, con múltiples dimensiones y aristas, que hemos orientado con la idea de contribuir a la promoción de los valores a través del arte.

 

 

Revista Tiempo de Paz 148 | EUROPA: CONSTRUIR EL FUTURO O VOLVER AL PASADO

Revista Tiempo de Paz 148 | EUROPA: CONSTRUIR EL FUTURO O VOLVER AL PASADO

Número: 148
Periodo: Primavera 2023

Tiempo de Paz aborda en este número la crisis constitucional europea.

En las últimas décadas, la crisis constitucional europea (con el fracaso de la constitución de 2004), la crisis financiera posterior, el Brexit, la pandemia del Covid 19 o la guerra de Ucrania han hecho que la Unión Europea y el mundo se enfrenten a una situación desconocida de policrisis y de consiguientes incertidumbres. En esta situación la Unión Europea es un proyecto en construcción que, además, debe responder a recientes derivadas de la inflación, la crisis climática, los cambios en la geopolítica internacional y otros fenómenos.

 

Es un momento de crisis y de transición este primer cuarto del siglo XXI, tanto desde la perspectiva internacional como europea. Aunque hay que matizar que fenómenos como los señalados no han sido negativos para la integración, pues han llevado a hacer de la necesidad virtud, siendo factores más cohesivos que divisivos. Incluso el Brexit no ha sido negativo.

En todo caso este cúmulo de circunstancias plantea la cuestión de si deben ser afrontadas con más o con menos Europa. Esta revista y el conjunto de los autores que aquí escriben consideran que la respuesta a los principales retos económicos, políticos y sociales actuales pasan por que la Unión Europea se fortalezca como un instrumento útil para el progreso de los pueblos de Europa.

Enrique Barón, Antiguo Ministro y Antiguo Presidente del Parlamento europeo ha coordinado la confección de este número que creemos que pone sobre el tapete no todas, pues eso sería imposible, pero sí la mayor parte de las cuestiones que se plantean para el futuro de Europa. Y ello es particularmente interesante cuando España se prepara para asumir la presidencia de la Unión Europea en el próximo mes de julio.

Muchas ponencias traslucen el deseo de ir hacia la soberanía europea, y en verdad, lo que ponen de relieve es la necesidad de no depender de terceros en cuestiones esen-ciales, tales como la seguridad, la energía o los alimentos, lo que nos hace vulnerables. Ese deseo de independencia de terceros ha surgido ante algunas debilidades en la pandemia o en la guerra de Ucrania, que no fueron previstas suficientemente en el pasado. Pero más vale tarde que nunca. Además, la construcción europea supone integrar a muchos Estados por lo que es una obra lenta y progresiva, que no tiene parangón en otras regiones, lo que evidencia la dificultad del reto.

El futuro de Europa está abierto y este número pone de relieve elementos que deben presidir tanto la reflexión como la acción. El profesor Francisco Aldecoa, catedrático de la UCM y Presidente del Movimiento europeo, antiguo director de Tiempo de Paz, hace una amplia e interesante reflexión sobre los factores que condicionan el futuro de Europa y sobre las perspectivas de este nuevo ciclo político. Nos muestra los avances que han venido de la mano de la pandemia -como mancomunar la deuda pública europea, o la compra de material sanitario- que evidencian lo que califica de solidaridad federal. Así mismo, analiza las negociaciones de la conferencia, las propuestas de reforma de los tratados, o las consecuencias de la agresión rusa en la construcción europea.

El eurodiputado español Domènec Ruiz Devesa y Alejandro Peinado, del Parlamento Europeo, reflexionan sobre el papel que puede desempeñar la presidencia española de la UE en 2023 como momento en el que se pueden dar pasos federalizantes como serían avances en áreas como la unión sanitaria, financiera, energética, migratoria, social y de defensa. Avanzar en la senda federalista europea supone dar amplios pasos en estas materias, muchas de los cuales son objeto de posteriores análisis más detallados en este mismo número.

Algunas políticas que debieran avanzarse son objeto de excelentes análisis precisos. En materia migratoria, Anna Terrón, Directora de FIIAP, analiza el desarrollo de la Agenda de Tampere, tanto en sus logros como en sus escollos y muestra la necesidad de reorientar la situación en temas como el asilo, donde la transposición de reglamentos y directivas sigue produciendo tantos subsistemas como Estados miembros tiene la Unión, habiendo tantas distintas velocidades en migraciones como políticas nacionales. De tal modo que la libre circulación no ha sido una fuerza motriz suficiente como para impulsar el Espacio de libertad, seguridad y justicia, en un ambiente tóxico sobre las cuestiones migratorias en el que España debería potenciar un nuevo impulso hacia un nuevo pacto migratorio.

Del mismo, modo el eurodiputado Jonás Fernández aboga por la necesidad de un salto trascendental en la Unión Económica y monetaria, en un momento clave en la evolución de la misma, tomando como palanca de impulso los planes Next Generation -para que no sean únicamente algo transitorio, e impulsando la Unión fiscal, que recuerda hizo fracasar la respuesta a la crisis financiera de 2008.

Otro elemento a considerar es la potenciación de la Unión Europea como actor global y factor de paz, que analiza Benedikta von Seher-Thoss, directora general de política común de seguridad y defensa de la Unión Europea, que considera que hay que reforzar esta dimensión y cumplir la brújula estratégica, junto a otras que fortalezcan la seguridad y la defensa europeas frente a las viejas y las nuevas amenazas, del mismo modo que posibiliten que la UE sigan defendiendo valores y principios universales en un mundo cada vez más inestable, así como las reglas del orden internacional.

En un plano similar, Enrique Gomáriz, asimismo antiguo director de Tiempo de Paz, aborda la cuestión del lugar de la OSCE en el diseño post-guerra de Ucrania. En su opinión el “reto estratégico consiste en mejorar de forma consistente la capacidad de defensa disuasoria de la Unión Europea, sin dejar de ser un poder normativo, que impulsa la paz y la seguridad del continente y el resto del mundo, evitando incorporar a la Unión Europea a la carrera hegemónica protagonizada por las otras potencias militares”, por lo que resulta “indispensable recuperar el debate sobre un sistema paneuropeo de paz y seguridad”.

Este loable deseo no aparece sin embargo en la propuesta que hizo el presidente alemán, Scholz, que en respuesta al presidente Macron hizo en un discurso en la Universidad de Praga, analizado por Ernst Stetter, antiguo secretario general de la Fundación europea de estudios presupuestarios. El presidente alemán considera que es necesario reforzar la soberanía europea para hacer frente a las exigencias del siglo XXI, lo que debe hacerse mediante el impulso a una Europa geopolítica que incluya a los Balcanes, a Ucrania, Moldavia y Georgia, así como otras líneas de acción. Esta visión de Europa ante un cambio de época que se refleja en el ataque a Ucrania no cuenta, sin embargo, con el consenso europeo ni, por el momento con el respaldo del eje franco-alemán, que fue el poderoso motor europeo en el pasado.

En este número Stephen Hughes, antiguo miembro del Parlamento Europeo, plantea la posibilidad de reversión del Brexit, aunque la ve lejana y que sólo podría producirse si concurre el deseo de la población británica, un gobierno que la busque y la aceptación por los Estados miembros. Según su opinión, esto sólo puede significar una cuestión de tiempo para que se alcance.

Asimismo, Mónica Baldi, vicepresidenta de la asociación de antiguos diputados del Parlamento Europeo y vicepresidenta de Ars Pace, analiza el cada vez más relevante papel estratégico de la diplomacia cultural.

Por su parte Antxon Olabe, economista ambiental, analiza cómo ha colapsado el modelo energético basado en gran parte en la dependencia de Rusia, y cómo se está construyendo un nuevo sistema que busca avanzar hacia la autosuficiencia energética, asegurando los suministros. En esta transición energética. Indica, el papel de España puede ser relevante en la capitalización tecnológica e industrial asociada a ella. Porque, señala también, la UE debe continuar liderando la acción climática mundial como ha hecho hasta ahora.

Cristina Gallach, Comisionada especial para la Alianza por la Nueva economía de la Lengua, que dirige un Perte creado para potenciar el español y las lenguas cooficiales como factor de crecimiento económico y de competitividad internacional en aras de la inteligencia artificial, la ciencia, la educación y la cultura. Explica cómo van a distribuirse los Fondos Next Generation de cara a ese necesario desarrollo en especial del mundo de la tecnología punta y de la energía verde.

La necesidad de la actualización de la reforma sanitaria que aborda Rafael Bengoa, ex director de sistemas de salud de la OMS, pone de relieve que España tiene un problema especial con la longevidad, al que no se le ha dado respuesta suficiente desde el ámbito político, y sobre el que habría que dar un giro importante.

Del mismo modo Carlos Susias y el Equipo EAPN-Es, aborda la necesidad de mayores políticas redistributivas y de justicia social para hacer frente a la pobreza y la exclusión social, que no son precisamente cuestiones marginales en Europa, sino altas y constantes, lo que indica causas estructurales.

Otras políticas que la presidencia española debería tener en especial consideración son la digital, que analiza Ana Caballero, Vicepresidenta de la Asociación europea para la transición digital, nos muestra la necesidad de conseguir la soberanía digital para Europa, bajo los valores y principios elegidos. Y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia debe servir para ello.

El profesor Héctor Casanueva, Vicepresidente del Foro Académico AlC-UE, reflexiona cómo deben cambiar las relaciones estratégico-políticas de la UE con los países, tan diferentes entre sí, del Sur Global. La estrategia de alianzas requiere compartir intereses con países con los que tiene especial relación, entre ellos, muchos del Sur Global.

En definitiva, estamos ante un número repleto de interesantes análisis abiertos que permiten ver los desafíos más importantes y difíciles de la Europa del siglo XXI, en unas páginas llenas de sugerencias para la historia que se irá escribiendo durante los próximos años.

 

 

Revista Tiempo de Paz 146 | LA GUERRA DE UCRANIA

Revista Tiempo de Paz 146 | LA GUERRA DE UCRANIA

Número: 146
Periodo: Otoño – Invierno 2022
Pincha en el link para ver la presentación online de la revista 146-147

Tiempo de Paz aborda en este número el conflicto de Ucrania, la guerra de la Rusia de Putin contra un país que formó parte de la antigua URSS y con el que Rusia ha tenido vínculos históricos muy profundos.

Lo hacemos con rigor y desde una perspectiva abierta, pero a la vez intentando ser coherentes con la razón de ser de  la revista y de la organización que la edita, el Movimiento por la Paz (MPDL), surgido en los años ochenta en las movilizaciones contra la guerra fría y frente a la confrontación entre los bloques militares de la OTAN y el Pacto de Varsovia, contra la militarización del discurso político y del pensamiento y a favor de la paz entre los pueblos. Y sin olvidar nuestra participación activa en el movimiento pacifista europeo, organizado en la END (European Nuclear Disarmament), que se oponía a la política de bloques militares, y en España también a la pertenencia de nuestro país a la OTAN y a favor de la neutralidad activa.

 

Con la caída del Muro de Berlín y la disolución del Pacto de Varsovia, que hemos recordado en las últimas semanas con la muerte de Gorbachov, desaparecía o al menos disminuía la confrontación Este – Oeste y se abría una época de entendimiento con Rusia. La potenciación de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) y los acuerdos sobre la reunificación alemana entre Kohl y Gorbachov de no expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas, junto a la ampliación de la Unión Europea, eran otros signos de distensión e instrumentos de entendimiento dentro de una  concepción amplia de Europa que pretendía incluir a la propia Federación Rusa.

No ha sido así. La invasión de Ucrania por Rusia de Putin y la guerra en el corazón de Europa ha modificado el escenario, constituyendo una  grave vulneración del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, que establece la obligación de los Estados de abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier otro Estado. Como pacifistas condenamos sin ambages la invasión rusa de Ucrania, sin intentos de blanqueo de Putin ni nostalgias de la antigua URSS.

Si bien la responsabilidad única de la guerra es de Putin, un autócrata eliminador de cualquier disidencia interna y externa, que ha asumido la tradición expansionista del nacionalismo ruso ahora con su invasión de Ucrania, como antes lo hizo sobre Crimea, o con la guerra de Georgia (Abjasia y Osetia) y la guerra del Donbás, previas a la agresión a Ucrania

Pero la condena no nos exime de reflexionar sobre las causas inmediatas y lejanas que han llevado a esta agresión. Porque si no de la guerra, sí hubo también una importante responsabilidad por parte de la OTAN, o más en concreto de los Estados Unidos, en la generación de la tensión, de la inseguridad previa, al forzar la expansión de la OTAN hasta la frontera de Rusia en contra de los acuerdos que en su momento se alcanzaron con Gorbachov, llevando también su amenaza e inseguridad a las mismas puertas rusas de Ucrania. En este mismo sentido, aunque la ampliación a Finlandia y Suecia pueda ser comprendida por verse más protegidos de Rusia dentro que fuera de la Alianza, tampoco constituye a medio y largo plazo un factor de distensión

Hay que añadir que el bombardeo de Kosovo por la Alianza Atlántica en 1999, invocando una intervención humanitaria y el reconocimiento de Kosovo, tras la Declaración de independencia, actos ambos contrarios al Derecho internacional, han sido copiados por Rusia, mutatis mutandis, en las ocupaciones territoriales y usos ilícitos de la fuerza que viene cometiendo. Es decir, occidente y la OTAN en particular deben ser respetuosos con el Derecho, como mejor senda para la paz. Cabe recordar que la segunda guerra del Golfo, la de 2003, a diferencia de la de 1990, no era conforme con el Derecho internacional. Se invocó por USA y Reino Unido la legítima defensa frente a un riesgo (preventiva), cuando el Derecho solo permite que sea una respuesta inmanente, proporcional y necesaria frente a un previo ataque armado. Incluso en aquellos casos en los que, como sucedió en Afganistán, el uso de la fuerza era adecuado según el Derecho internacional, al estar debidamente autorizado por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hemos visto el fracaso occidental tras dos décadas de ocupación.

Esto puede dar lugar a reflexiones desde muchos puntos de vista, pero es evidente que se pueden hacer mejor las cosas en el camino de la paz, respetando las reglas básicas de la Comunidad internacional, pues no solo se ha roto la paz, por el uso de la fuerza, lo que produce crímenes de guerra y contra la humanidad, sino que la comunidad internacional está en una situación de desorden que es muy peligrosa para la estabilidad en el siglo XXI. Habría que retornar al viejo ideal kantiano de la paz a través del Derecho.

Ello unido a la debilidad institucional en política exterior de la Unión Europea, por la regla de la unanimidad, y a la ausencia de la ONU, sistemáticamente marginada por la gobernanza neoliberal, más aún por Rusia y Estados Unidos en este conflicto, como en otros anteriores.

Desde el inicio de esta guerra desde el MPDL, a la vez que hemos apoyado que había que ayudar al pueblo ucraniano para que no fuera aplastado por Rusia, promovimos movilizaciones para denunciar la invasión y consideramos que el objetivo prioritario debía y debe ser el de detener la guerra cuanto antes. Por ello, no compartimos el discurso del enfrentamiento militar como salida y del incremento de los gastos militares, que nos lleva de nuevo a la confrontación entre bloques militares y a la militarización del lenguaje y del discurso público. Como entidad pacifista rechazamos este relato pro-belicista que genera un estado de opinión que entiende que para la resolución del conflicto la solución es militar, y en el que la paz es vista como una opción negativa que renuncia a la justica.

Por el contrario, es la hora de la diplomacia y el diálogo entre todas las partes para un alto el fuego inmediato en Ucrania, en los que deben jugar un papel clave tanto Naciones Unidas como la Unión Europea. Es necesaria una negociación para lograr una paz que abra de nuevo la perspectiva de una política de distensión, con un estatuto de neutralidad para Ucrania que la sitúe fuera de los bloques militares y dentro de la Unión Europea.

Frente a la guerra y frente a la disuasión militar, creemos que hay que retomar la doctrina de la seguridad compartida, impulsada por el primer ministro sueco Olof Palme en los años ochenta, donde los países se sientan seguros no por generar una mayor amenaza sino por el compromiso con la seguridad de los otros. Multilateralismo, seguridad compartida para toda Europa, desde el Atlántico a los Urales, reduciendo y eventualmente suprimiendo la amenaza mutua, deteniendo la carrera armamentista y creando seguridad y confianza también con medios no militares, en los planos político, económico, social y psicológico. Este planteamiento puede hoy parecer utópico por la actitud de Putin, pero lo consideramos irrenunciable, si no queremos vivir en el futuro en la permanente inseguridad de la amenaza.

La pregunta clave es qué horizonte de paz y seguridad contemplamos para las próximas décadas de este siglo XXI.  Junto al papel de la ONU y al multilateralismo  democrático es imprescindible la reconstrucción de un sistema inclusivo de seguridad europea, a partir del proceso iniciado en su momento por la OSCE, así como el desarrollo de un polo estratégico de seguridad y defensa europeo, que dote a la Unión Europea de una autonomía propias que eviten la dependencia de la estrategia de Estados Unidos y, por extensión, de la OTAN, cuya ampliación con dos nuevos miembros,  Finlandia y Suecia, puede agravar el riesgo de incrementar las tensiones que afectan a Europa a la seguridad europea, como señala Pierre Schori en uno de los artículos que se publican en este número.

La construcción de la paz es un proceso y un proceso largo y continuo. No podemos caer en la trampa de considerar la solución militar como la única. Por el contrario, debemos promover la solución pacífica y de diálogo como la posible y la solución duradera. Pero para ello hay que trabajar, y mucho.

ADENDA

Este número de Tiempo de Paz sobre La guerra de Ucrania comenzó a gestionarse casi a partir del primer momento de la invasión por Rusia de ese territorio, en febrero de 2022. Algunos de los artículos llegaron muy pronto y, casi todos, en los meses de junio y julio. Por eso, y porque los acontecimientos han ido ocurriendo, como todos sabemos, a una velocidad increíble, con los giros que han ido dando casi diariamente, con una deriva hacia peor, el número que ahora presentamos puede parecer en algunos aspectos, desactualizado.

Sin embargo, no creemos que las reflexiones que contiene hayan perdido validez. Muy por el contrario, los análisis que en ellos se expresan han ganado en perspectiva sobre muchos aspectos, reafirmando algunos de ellos.

Se trata, sin duda, de un tema que nos va a ocupar a todos durante bastante tiempo.

La revista intentará seguir ofreciendo reflexiones desde diferentes ángulos, al hilo de los acontecimientos.

 

Revista Tiempo de Paz 145 | LOS DERECHOS DE LOS MAYORES

Revista Tiempo de Paz 145 | LOS DERECHOS DE LOS MAYORES

Número: 145
Periodo: Verano 2022

El presente número de la revista Tiempo de Paz aborda múltiples desafíos derivados del envejecimiento. El ciclo de la vida empieza y acaba en momentos en que las personas estamos en situación de vulnerabilidad por razón de edad. Los niños, hasta la mayoría de edad tienen unos derechos y un régimen de protección. Las personas mayores hasta hace muy poco tiempo no eran vistos como un grupo de población que, en muchos casos, necesita el desarrollo progresivo de normas para que sus derechos, que son los mismos que los de las demás personas, sean realmente efectivos. Sus diferentes necesidades y situaciones exigen un desarrollo progresivo, que se ha dado en algunos ordenamientos internos, y que está en trance de desarrollo en el sistema universal. Es una cuestión que se plantea en todas las latitudes, siendo el sistema interamericano el normativamente más avanzado, con una convención de personas mayores cuyos avances y límites analiza muy bien Enrique Gomáriz, antiguo director de esta revista.

 

El consejo de Redacción seleccionó al Doctor José Manuel Ribera, uno de los mayores especialistas españoles, académico de la Real Academia de Medicina, que ha coordinado brillantemente este número. El resultado es muy útil  por un lado, para la reflexión y la toma de conciencia y por otro, para servir de palanca para el desarrollo del Derecho y de las políticas públicas con respecto a las personas mayores.

La situación de las personas mayores es una cuestión socio-cultural y de valores. Socio cultural porque el bastón del anciano es venerado y respetado en algunas sociedades mientras que en otras, como sucede actualmente en occidente, se valora más la fuerza, la juventud y la belleza. El término edadismo, analizado por Rocío Fernández Ballesteros, catedrática emérita de Psicología y exdecana de la Facultad de la Universidad Autónoma, junto con Carmen Huici, de la misma Facultad, expresa un cierto menosprecio hacia los mayores. Utilizado desde 1969 por Robert Butler -primer presidente del Instituto nacional de envejecimiento de Estados Unidos-, y derivado del inglés age-ism, refleja el prejuicio que hay hacia los mayores mediante acciones, actitudes y creencias, y que se manifiesta de muchas maneras. La misma actitud o incluso peor es la que se ha dado históricamente y aún hoy con las personas con discapacidad, que también envejecen, y sobre las cuales hay que hacer un abordaje político, social y económico que de lugar a políticas públicas de respuesta adecuada, como analiza Luis Cayo Pérez Bueno, Presidente del CERMI.

Es también una cuestión cultural, de cómo la sociedad concibe a los mayores, como sabios o como obstáculos, o en otras actitudes en una gama amplia de colores. Es además y sobre todo una cuestión ética, que aborda el Académico de la Real Academia nacional de medicina, Diego Gracia, al considerar la distinción entre los valores instrumentales o técnicos, que se miden en unidades monetarias y los intrínsecos, que tienen valor por sí mismos. Así la amistad, la dignidad, la justicia, la solidaridad, que son los más importantes de la vida, y son los abuelos/as quienes mejor transmiten estos valores, pues están en una etapa de la vida en la que ya no se preocupan tanto por la riqueza económica.

Este número también es muy relevante desde la perspectiva jurídica, sobre la cual hay varias ponencias, desde la del médico Pedro Sabando, sobre el derecho a la salud y a la atención sanitaria, a la de Octavio Granado, que fue Secretario de Estado de la Seguridad Social entre 2004-11 y entre 2018-19-, sobre el derecho a pensiones y prestaciones dignas que deben llevar, considera, a reclamar nuevos ingresos, a que la edad de jubilación se flexibilice -según estilos de vida- y a que se valore más la capacidad que la incapacidad de las personas.

El número apuesta por una consideración de las personas mayores como titulares de derechos, como evidencian las ponencias de las profesoras de la universidad Carlos III, Carmen Barranco, Directora del Instituto de derechos humanos Peces-Barba) e Irene Vicente, Investigadora del Departamento de Derecho internacional, eclesiástico y filosofía del derecho, que estiman que sería necesario  un convenio sobre derechos de las personas mayores, porque contribuiría a la  “visibilidad de las violaciones que les afectan y a mejorar la respuesta de los Estados”. El derecho antidiscriminatorio permite considerar que las distinciones, exclusiones o restricciones basadas en la edad, que no están justificadas son vulneraciones de su derecho a la igualdad . O la intervención de Mariqueta Vázquez, Secretaria de envejecimiento activo del Partido socialista madrileño, que aborda la necesidad de que la diversidad de situaciones de las personas mayores (salud, nivel educativo, relaciones sociales, orientación sexual) se exprese en políticas (de movilidad, vivienda, servicios sanitarios). También la de María Saiz, que pone en valor la importancia de la educación y la cultura continuadas para abordar estos retos pues es algo benefactor para ellos y para combatir el edadismo con modelos y conductas slow life,  favoreciendo una longevidad saludable con acciones vitales. Que las políticas de las personas mayores deben realizarse con un enfoque de derechos humanos, insiste y profundiza Pilar Rodríguez, Presidenta de la Fundación Pilares, y ex directora general del IMSERSO

En definitiva, creemos que se ha alcanzado el objetivo inicialmente previsto de abordar desde una perspectiva amplia, que permite visibilizar la problemática de las personas mayores desde un panorama interdisciplinar y centrad en un enfoque de derechos humanos y en la necesidad de desarrollos normativos y políticos adaptados a la realidad que vivimos.

Por último, en la sección de Documentación se publican las Recomendaciones del Informe de la Ponencia de estudio sobre el proceso de envejecimiento en España, constituida en la Comisión de Derechos Sociales en el Senado, que manifiestan la preocupación y las directrices de la política del Gobierno al respecto.

 

Revista Tiempo de Paz 144 | LA SITUACIÓN ACTUAL DE LOS BALCANES

Revista Tiempo de Paz 144 | LA SITUACIÓN ACTUAL DE LOS BALCANES

Número: 144
Periodo: Primavera 2022
Pincha en el link para ver la presentación online de la revista 144

 

El conflicto de los Balcanes y la guerra de la Antigua Yugoslavia sucedieron hace tres décadas. Nada permitía presumir a finales de los años ochenta que ese país iba a saltar en pedazos, dividiéndose en un conjunto de Repúblicas, al precio de casi 200.000 muertos, millones de desplazados, y la destrucción de planes de vida, economías, ciudades, etc.. Así lo afirma Bojan Gavrilovic, jefe del programa derechos y justicia de la Fundación Jiyan para los derechos humanos, siendo importante reflexionar sobre qué pasó para intentar que no vuelva a suceder en el futuro. Los Balcanes es una región con conflictos endémicos, como analiza José Ignacio Castro Torres, especialista del instituto español de estudios estratégicos (I.E.E.E.) que concluye que en la actualidad hay riesgos de renacimiento de los conflictos por la recuperación de proyectos nacionalistas.

 

Los Balcanes es una región que de antiguo ha tenido conflictos, pero parecían encauzados. Zona de contacto entre oriente y occidente, en la falla tectónica de los límites del Imperio Otomano. Turquía se va disgregando progresivamente desde el siglo XIX y se crean nuevos países. Occidente se hacía valer sobre oriente pero las guerras balcánicas parecían ser cosa del pasado con la creación de la Antigua Yugoslavia. Ese nuevo Estado presentaban la posibilidad de haber conseguido, sobre todo bajo la batuta del mariscal Josip Broz Tito, fallecido en 1980, la convivencia entre etnias y religiones, que se manifestaban como elementos propios de sociedad plurales.

Pero como señalan los coordinadores Miodrag Nedeljkovic y Francisco Segovia, en su excelente introducción, el nacionalismo crudo y descarnado prevaleció como un reguero de pólvora que no debiera haberse permitido, pues condujo a que dominase la enajenación colectiva sobre la convivencia y la prosperidad, o sobre el amor al prójimo. Hoy en día, nos dicen estos especialistas, las nuevas Repúblicas siguen marcadas por las guerras, con economías lastradas, éxodos empobrecedores, víctimas desposeídas de justicia, revisionismos, populismos nacionalistas que zombifican a las instituciones, entre otras consecuencias negativas. Las guerras tienen un precio que muestra el caso de los Balcanes en términos económicos, políticos, psicológicos, humanos y de todo tipo. En términos de justicia y violaciones de derechos humanos, como analiza José Ricardo de Prada, magistrado de lo penal en la Audiencia Nacional y antiguo juez de la Sala de crímenes de guerra del tribunal de Sarajevo, los crímenes de los Balcanes evidenciaron la imposible justicia local y la necesaria justicia internacional, que también tiene dificul-tados -que analiza-. Esta lección nos indica, puede servir para la actual guerra entre Rusia y Ucrania Abordar un número sobre los Balcanes era algo que desde el MPDL se quería hacer desde hace tiempo, pues tenía una larga experiencia de proyectos en el terreno, y el conocimiento de muchas personas y situaciones. Era necesario reflexionar sobre la situación pasada, presente y futura. Desgraciadamente los diferentes artículos de este número reflejan lo difícil que es volver al camino de la paz cuando esta se rompe. Restaurar como un orfebre la escultura de la paz en sociedades rotas y complejas es una tarea muy difícil pues tras el paso de las bayonetas la realidad posbélica es la de sociedades con fronteras étnicas y con un lastre difícil de superar, lo que exige tiempo y una tarea de ingeniería social, económica y política muy compleja que, en el caso de los Balcanes, no

parece que acabe de levantar el vuelo aletargada en una región que también tiene una situación geopolítica compleja, más aún desde la ocupación de Ucrania

Una primera lección de este número es que romper la paz no se soluciona con un tratado sino que es un proceso difícil, que puede llevar generaciones y que para no marchitarse exige unas políticas concienzudas que no se han articulado de manera adecuada por el momento.

La dificultad del proceso deriva tanto de la dinámica de los nuevos Estados como de la situación internacional. Por lo que se refiere a lo primero, Miguel Roan, escritor, consultor independiente y cofundador de la asociación Balcanismos, considera que la situación es de “estabilidad inestable”, más integrada en Europa pero cansada, y con las secuelas de la fragmentación yugoslava; la presunta línea ascendente de los Estados de los Balcanes en el siglo XXI no ha sido tal y, por el contrario, sufren abusos derivados de la corrupción, el abuso de poder, las injusticias sociales, la emigración y el nacionalismo. Algunos autores consideran que la integración en organizaciones como la Unión Europea es la mejor garantía para la seguridad y el desarrollo, como indica el Director ejecutivo de la ONG Alfa Centre, de Montenegro. Por su parte Bojan Lazarevski del instituto de desarrollo comunitario de Macedonia del Norte aborda la cuestión de la integración en la Unión Europea y la Alianza

Por lo que se refiere a lo segundo, el asesor político del representante especial de la Unión Europea para Bosnia y antiguo cooperante del MPDL, Fermín Córdoba estima que hay una fatiga de la ampliación en los Balcanes, al mismo tiempo que en países como Albania, Bosnia-Herzegovina, Kósovo, Macedonia del Norte o Montenegro hay pocos progresos en la lucha contra la corrupción y el crimen. De igual modo, en perspectiva internacional, la profesora Ruth Ferrero Turrión, profesora de ciencia política de la Universidad Complutense analiza el caso de Kó sovo y los países que no lo reconocen -en particular España- como consecuencia de que su independencia, en la forma en que se produjo, no era conforme con el Derecho internacional, lo que considera con buen criterio que se añade el miedo al efecto contagio. Contagio que, cabe añadir, ya se ha producido, pues Rusia tomó buena nota de ese hecho para hacer lo mismo mutatis mutandis en Abjazia y Osetia del Sur, en Crimea y en las repúblicas del Donbás, también en clara violación del derecho internacional. De aquellos polvos estos lodos, algo que occidente no pensó con sosiego, lo que también debiera ser una lección de la situación. Kósovo es, desde otra perspectiva, objeto de análisis por Antón Nrecaj, sobre las políticas sociales y las instituciones

El resto de los artículos abordan análisis importantes para seguir avanzando poco a poco en la solución, mediante medidas que van abordando cuestiones concretas de mejora de la situación. Así, Nemanja Brobnjah, de la revista Novi Plamen de Serbia, analiza la educación y la alfabetización como espejo del desarrollo social de Bosnia y Herzegovina; Jelena Marín, consultora independiente de la Unión Europea, aborda el estudio de un programa de empleo para mujeres en Croacia y de los efectos positivos que tiene en la reconstrucción de una sociedad profundamente dividida.

Milos Perovic, director ejecutivo de Alfa Centre en Montenegro, y Sonja Licht, Presidente

de la Foundation BFPE for a Responsible Society, en Belgrado, exponen los problemas de esos respectivos países, que tienen como sueño la integración en la UE, pero que necesitan ambos modificar y democratizer en profundidad sus sociedades para poder lograrlo.

 

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